gökçen zarzık

Las fronteras de la ausencia

Recobrar la presencia. El delicado gesto de la cámara posándose sobre instantes que perecen, y que son recobrados con el acto inmanente de la mirada.

Y la calma. Una naturaleza muerta de grises que se desdibujan, que escapan de su ausencia para manosear unos límites que se borran, como el inasequible tránsito que recorre un recuerdo por la memoria hasta deslizarse en el olvido. Y ahí está la cámara, ahí está el ojo de Gökçen Zarzık, para radiografiar lo inaprensible, para desabrochar el tejido de ausencia que cubre todo aquello que está sometido al tiempo. Y la calma. Y la cámara, adentrándose en la piel desnuda de las presencias olvidadas para poseerlas. En calma, desde lejos, delineando contornos que se esfuman, acariciando intangiblemente humo de imágenes que prevalecen en sus dedos, casi sin hacerlo. En calma. Con los dedos de los ojos de la cámara languidecida, apartada, ausente… Respirando, parpadeando. Apoyada en la frontera recobrada. Observando. En el más puro silencio…

Texto: Alberto Trinidad